Los milagros existen

Milagro es que me leas, aquí, ahora, en este bendito y maravilloso instante divino, en la distancia, sorteando los kilómetros, los mares, los vientos, las lluvias,… sin importar la hora o el tiempo. Escribo estas letras un 16 de febrero de 2022, las 10:34 marca el reloj de mi ordenador.

Cada mañana, al despertarme, me quedo un rato en la cama, sin levantarme, dando las gracias. Agradezco el hecho de estar viva; la suerte de poder sentir la dulce caricia de la ropa de mi cama, la maravilla de haberme despertado al lado de Gabriel, mi compañero de vida; la grandeza de habitar en un cuerpo que me proporciona infinidad de facilidades a lo largo de mis días.

Cada noche, antes de acostarme, reviso por encima los acontecimientos de esa jornada. Agradezco cada rato sentido al lado de mi hijo Mario, un niño tan deseado y buscado; las risas que nos ha proporcionado alguna trastada de nuestro perrito Fénix; la majestuosidad de poder ver las estrellas desde mi cama, en los días despejados; la oportunidad de pasear por el campo y el bosque a diario.

No se trata de un agradecer cerrado y concreto, me dejo llevar, hay días en los que me siento más inspirada e introduzco en la ecuación a mis padres y a mis suegros, ¡qué suerte que los puedo disfrutar!, siguen vivos y bien. En otros momentos me acuerdo de algunos amigos, de mis primos,…

Es libre, aunque siempre mi familia más cercana y el hecho de estar viva van incluidos en el paquete.

Es simple, nada rebuscado, nada protocolario ni rimbombante. Desde el profundo sentir del agradecimiento, con las manos en el corazón digo: GRACIAS. Sencillo, sincero. Me lleva dos o tres minutos, un minuto si ese día ando más apurada por levantarme o con más ganas de acostarme.

En el transcurso de la jornada agradezco en constantes ocasiones: en presencia de la comida, agradezco a todos los que han participado en la elaboración de ese alimento, agradezco que nutra mi cuerpo y mente de la manera adecuada, agradezco la imaginación que tuve al cocinarlo y la belleza que veo en mi plato; al sentarme al volante de mi coche, agradezco lo valiente que soy, por atravesar los miedos que aparecen, la bendición de haber aprobado el carnet hace tantos años, la ventaja de viajar en un coche pagado, la prosperidad que me proporciona dinero para comprar la gasolina y abonar el seguro.

El número de agradecimientos llega a ser alto. Cuando pongo la lavadora, me ducho, me lavo los dientes, abro el grifo, cuando me acuerdo, agradezco.

Agradezco porque la vida es un milagro.

Respirar es un milagro: a mi alrededor el aire circula compuesto por variados gases y fluye nariz adentro, hacia los pulmones, que alimentan mi sangre, liberando al instante por nariz o boca lo sobrante, unas 20 veces por minuto.

Ver, oír, saborear, acariciar, oler, ¡es un milagro! Cantidad de personas no disponen de alguno de estos sentidos, incluso alguna vive sus días con dos sentidos menos. Si tú puedes disfrutar de ellos ahora, en este momento, ¡agradece!, es un milagro.

Abrir el grifo y que salga agua a la temperatura ideal para ti, es un milagro también, más de 2.000 millones de personas no tienen acceso al agua corriente y al sistema de alcantarillados en el mundo, ¿qué te hace creer que no es un milagro disponer de agua en tu casa? Ve al grifo más cercano, ábrelo un instante y agradece el milagro.

Un milagro es mi cuerpo, tu cuerpo. Él solito se las averigua para respirar sin que yo le de la orden, que la sangre circule y se mantengan hidratadas sus partes. Es tal la inteligencia de nuestros cuerpos que no podemos ni llegar a imaginarla. Cada sistema sabe lo que le toca, el sistema nervioso no se va a encargar de que crezcan mis uñas, ya andará atento el sistema tegumentario para que luzcan lustrosas y crezcan fuertes uñas, pelo y dientes. Los sistemas saben, con una inteligencia divina, su tarea, interconectados entre sí, pues todo es UNO: un cuerpo.

Milagro es sentir en tu rostro el sol de la mañana, descubrir la luna, sorteando los escarpados picos de las montañas más altas.

Milagro es caminar entre la hierba mojada y hundir tus manos en las cristalinas aguas del mar.

Milagro es besar y acoger en tu boca el fresco beso de tu amor, tierno, dulce, aromatizado por la más hermosa de las músicas celestiales, aquella que oyes, cada vez que te mira, cada vez que te besa, cada vez que de su boca sale un «te quiero».

Milagro es que me leas, aquí, ahora, en este bendito y maravilloso instante divino, en la distancia, sorteando los kilómetros, los mares, los vientos, las lluvias,… sin importar la hora o el tiempo. Escribo estas letras un 16 de febrero de 2022, las 10:34 marca el reloj de mi ordenador.

¿Qué hora es allá donde moras? ¿En qué día te hallas? ¿Acaso no es un milagro que me conocieras, que estemos juntos, compartiendo yo la letra y tú la lectura?

Milagro es aquella vez que me encontraba mal, pedí una señal para seguir adelante y, de pronto, descubro ante mí una estrella de luz enorme, colgada en una grúa del camino que transitaba de «casualidad» con Fénix. Resulta que los obreros decidieron poner la estrella para celebrar la Navidad. La vida, me regaló ese mágico momento, esa estrella estaba ahí para levantar mi ánimo en ese momento y dar respuesta al pedido de una señal.

Milagro es que mi hijo, en plena adolescencia, me diga que se ha dado cuenta de que soy una buena mamá. Y milagro también es ese amor incondicional que recorre mi cuerpo, desde más allá de la tierra que asienta mis pies, cuando escucho esas hermosas palabras de su boca, tantas veces habitada por palabrotas y frases feas, en estos momentos de revolución hormonal.

Vivimos rodeados de milagros, la fe mueve montañas, créelo, vívelo, siéntelo.

Recuerda, siempre hablo desde mi sentir, has de generar tu propia visión de la vida. Comprueba, investiga y descubre, encuentra el mejor camino hacia ti.

Si te apetece hablarme de algún milagro que sucedió en tu vida, escribe a mirena72@gmail.com

Nota: quiero dedicar este texto a mis compañeras de curso, hoy me he inspirado para escribir en un ejercicio del Mentori de Paz Calap, aprovecho aquí para animarte a que conozcas su trabajo. Ábrete a la vida, la vida en su infinita grandeza sabrá acercarte lo que precisas en cada momento.

Abrazos de corazón.

Mirena

Comparto una canción de Paloma San Basilio.

Aquí te dejo la canción de «Quiero Paz».
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