¿Alguna vez te paras a pensar qué es la muerte?
¿Alguna vez has imaginado cómo será cuándo llegue el momento?
¿Algún día visualizaste ese instante futuro, en el que dejes de respirar y acabe el trayecto aquí en la Tierra?
A mí, a veces, me da por acoger esos pensamientos, me da por acercarme a ese instante, que antes o después, llamará a mi casa y vendrá a recoger mi último aliento, llevándose el latido definitivo de mi corazón.
Lo hago desde el mayor de los agradecimientos a la VIDA.
Lo hago desde el honrar a los momentos vividos hasta ahora aquí, en este bendito planeta.
También lo hago a sabiendas de que la muerte es la única cosa segura hacia la que nos dirigimos desde que nacemos.
No sabemos cuándo llamará a nuestra puerta, en algunas casas es tabú, en algunas culturas se le tiene miedo, de ella no se habla, no se dice, no se nombra.
Pues a mí me gusta hablar de ella, porque es una compañera de viaje. Viaja con nosotros, igual que viaja la vida, de hecho, es otra parte más de ella, de la vida. Son la misma cosa la vida y la muerte. Una transformación.
Me gusta verla como un cambio de conciencia, un cambio de estado, un cambio de camino, un viaje a otro lugar diferente, a un nuevo lugar, más allá del bien o del mal.
La entiendo como un estado diferente del ser.
Hay muchas clases de muerte, cada día mueres y renaces muchísimas veces, con tu respiración. Inhalas, nutres tus pulmones (vives), exhalas, liberas tus pulmones (mueres). Se calcula que respiras una media de 21.000 veces al día. Mira cuántas micromuertes.
La piel que cubre tu cuerpo va muriendo, se regenera cada cierto tiempo, estiman que tarda entre cuatro y ocho semanas en renovarse por completo. Fíjate, que cuando te haces una herida, a no ser que se infecte, en unas semanas, la piel que la recubría se ha ido curando, cicatrizando y renovando. Muerte y vida.
La noche y el día son otro ejemplo de muerte y vida. Cada día amanece, cumple su ciclo vital y llegada la parte final de la tarde, muere para dar paso a la noche. Es una muerte anunciada que da paso a la noche. Al morir el día nació la noche, en un perfecto compendio, en una concatenación de mágicos sucesos que, sin nosotros hacer nada, suceden, día tras día, mes tras mes, año tras año.
Eones llevan así vida y muerte conviviendo.
Mueres cada vez que una amiga deja de hablarte sin saber por qué, cuando tu pareja de no sé cuántos años decide que ya no te quiere o cuando te despiden de un trabajo.
Renaces cada vez que un beso de amor brinca en tu corazón, cada vez que ves brotar una flor de la maceta que cuelga del alfeizar de la ventana o con cada patadita que da el bebé que preña tus entrañas.
Vida y muerte.
Muerte y vida.
La misma cosa.
Única. Unida.
No termino de comprender, si es algo natural, que todos vamos a vivir, por qué se empeñan en ocultarla, en maltratarla, en negarla.
Cuanto más leo sobre ella e investigo sobre lo que diferentes culturas piensan sobre ella, más segura me siento, menos miedo le tengo.
Hay muchas clases de muertes. No siempre has de morir para que llegue la muerte.
En algunas ocasiones, cuando sucede algo doloroso, mueres; si llega a tu camino un hecho trágico, no sientes que la vida fluya en tu interior, sí puedes tener latido, sí puedes tener un cuerpo bien formado y nutrido, pero no estás viva, pues el dolor es tan grande, que lo invade todo.
Uno puede estar muerto en vida.
En el lado contrario se encuentra alguien que ya no dispone de cuerpo físico, que puede estar muy vivo, porque tiene una familia que lo recuerda con amor; quizá dejó libros escritos y cada vez que alguien los lee, le da de nuevo vida; o puede que pintara cuadros, cada vez que alguien los mire, renacerá la persona que los ha creado.
Cuantos personajes famosos conoces que hace años, incluso siglos que murieron, sin embargo, cada vez que los nombras, cada vez que admiras sus construcciones o sus obras, les das de nuevo vida.
La vida se encuentra en cualquier parte. La vida es una canción. La vida es un río. La vida es un volcán. La vida son los sueños que cada noche transitamos. La vida es un beso y un abrazo. La vida es una piedra. La vida es tu perro, tu pareja, tus hijos, tus nietos. La vida eres tú, cada vez que te miras al espejo. La vida son tus miedos. La vida son tus anhelos. La vida es ese curso que andas haciendo. La vida es cada una de las letras que estoy escribiendo.
Vida soy, vida eres, vida para vivirla, vida para reír, vida para gozar, vida para soñar, VIDA.
La muerte, nos trae una enseñanza muy grande. Nos viene a decir que aprovechemos la vida. Que agradezcamos cada momento vivido con los amados, que digamos a los que queremos que los queremos, que nos alejemos de lo que no nos gusta, que sonriamos más, que hagamos más veces aquellos actos buenos que nos reportan felicidad, que seamos más coherentes con nosotros mismos y con el resto de seres de este bendito planeta en el que nos ha tocado vivir. Que nos cuidemos y cuidemos de lo que nos rodea. Que saquemos la mejor versión que portamos de nosotros mismos. Que usemos el tiempo que ella nos permita para vivir.
Querida muerte, gracias por servirme de guía y por hacer que me de cuenta de las ganas de vivir que tengo. Gracias por mostrarme que la vida, con su alegrías y sus penas; con sus riquezas y miserias; con sus noches y sus días… ¡es una maravilla!
Aquí te dejo una charla que mantuve con Zaim, sobre la vida y la muerte.
Si quieres entrar en mi canal puedes pinchar aquí: Con las Manos de Mirena, ahí puedes ver las más de 70 charlas que he mantenido con personas que comparten su saber, para el bienestar de los demás. Me haría mucha ilusión si dejas comentarios positivos en los vídeos o te suscribes.
Abrazos de corazón.
Marijose Malleiro Zorzano (Mirena)