Si exploramos con curiosidad más allá de nuestros límites y fronteras, podremos descubrirnos. Hallaremos los rayos de sol y el riego, que precisamos para romper el cascarón que recubre nuestra simiente.
Una vez que la semilla emerge, la vida sabe encontrar el camino. Es innecesario ir a su encuentro, la vida siempre sabe cómo llegar a nosotros.
No hay separación entre uno y la vida.
Yo soy la vida.
Tú eres la vida.
Él es la vida.
Nosotros somos la vida.
Vosotros sois la vida.
Ellos son la vida.
No eres tú el que vive la vida, la vida te vive a ti.
Ella, en su infinita grandeza y gratitud, propone múltiples escenarios para que cada cual viva su personaje de la mejor manera posible.
Sería fantástico que desde el colegio, instituciones, medios de comunicación masivos, etc., fomentaran nuestras capacidades, elevando nuestro estado de ánimo, en vez de taladrar a todas horas la moral de las personas con noticias de pena, desgracias y miedo.
Este tipo de noticias baja mucho la vibración y cuando estás bajo de moral, estás más abierto al miedo, a las enfermedades, a la depresión.
Sería maravilloso, casi utópico, que en los noticieros hablaran más de las ingentes cantidades de personas que realizan buenas obras, actos de caridad, o de todos los altruistas que ayudan, colaboran y comparten su tiempo y sus recursos de manera gratuita.
Si cada uno nos damos cuenta de que podemos ser felices por nosotros mismos, de que parte de la felicidad está en nuestro interior, nos sentiríamos más plenos, más felices, más libres.
A veces vamos por el mundo esperando que nos alaben, que nos digan lo bien que lo hacemos, que nos aprueben. A mi entender, hemos de aprobarnos a nosotros mismos, querernos a nosotros mismos, decirnos a nosotros mismos lo mucho que nos importamos.
Ese paso, así contado en tres frases, parece fácil. Aquí cada cual ha de hacer el camino de conocerse y de mejorarse. Es una tarea que puede llevar toda la vida.
Desde esa diminuta semilla que somos, al encuentro del sol radiante y nutritivo, que cada uno halle su camino de regreso al bienestar.
A mí me encantaría vivir relaciones de calidad, sabiendo que todo está al servicio de mi aprendizaje y de mi transformación personal.
En este momento del año, a punto de concluir un nuevo ciclo, aprovecho para hacerme unas preguntas, que quizá vosotros también os hacéis:
-¿Qué es lo que hice bien durante este año?
-¿Cómo puedo mejorar en cuerpo, emociones, mente y espíritu?
-¿Qué puedo soltar y dejar atrás sin sentir que he perdido?
-¿Quién soy ahora?
-¿Qué quiero vivir de aquí en adelante?
-Si ahora mismo muriese, ¿qué sensación me llevaría en el corazón de mi recorrido en este hermoso planeta?
-¿Qué es lo que he de perdonar, o a quién?, ¿puedo perdonarme a mí?
-¿A qué y a quién voy a agradecer?
Y tú, ¿qué preguntas te haces?
De corazón os deseo lo mejor para el año venidero.
Un abrazo grande, feliz año, feliz VIDA.
Mirena