No soy mi cuerpo.
Soy algo que va más allá.
No soy mi mente.
Soy algo que va más allá.
No soy lo que pienso, experimento o investigo.
Soy algo que va más allá.
No soy lo que siento, lo que río o lo que lloro,
soy algo que va más allá.
No soy mi casa, esa donde habito,
ni lo que como o dónde trabajo.
Soy algo que va más allá.
No soy el idioma que hablo,
ni las palabras que distingo en un diccionario
o los libros que he leído o leeré.
Soy algo que va más allá.
No soy mi familia, ni mi hijo, mi pareja, hermano,
padres, amigos o vecinos.
Soy algo que va más allá.
No soy las ropas, las joyas que uso
o el peinado que coloca mi cabello.
Soy algo que va más allá.
No soy los lugares que he visto,
los viajes, los trenes, aviones, coches,
autobuses, metros, barcos, tranvías,
que en algún momento, para trasladarme, he cogido.
Soy algo que va mucho más allá.
No soy cada beso que me han dado o he repartido.
No soy los te quiero entregados ni los recibidos.
Soy algo que va más allá.
No soy mis cinco sentidos,
ni la vista, el tacto, el oído, el gusto o el olfato.
Soy algo que va más allá.
No soy la Tierra que me nutre, el Sol que me calienta
o la Luna que mece las mareas.
Soy algo que va más allá.
No soy los avances o los aparejos tecnológicos
que facilitan mi vida.
Soy algo que va más allá.
No soy las veces que dañé o me dañaron,
las lágrimas, las penas, los miedos o el abandono.
Soy algo que va más allá.
No soy cada uno de los ortos y ocasos
que me han colmado de brillo el corazón.
Soy algo que va más allá.
No soy todo ésto.
Soy algo que va mucho más allá.

Soy todo el camino transitado.
Lo soy todo:
Cuerpo, mente, alma, energía,
sentimientos, pensamientos,
una vela encendida,
capaz de prender otros fuegos.
Canción para el momento: “Viva la vida” de David Garrett
Desde mi corazón al tuyo envío un abrazo.
Mirena