Qué diferente sería la vida si la viésemos con ojos de niño, con ojos de asombro, con ojos abiertos a lo nuevo, con cara de sorpresa. Que distinto si nos diéramos cuenta de que cada día es una nueva oportunidad para comenzar de nuevo.
Cuando olvidas quién eres pierdes el contacto con la realidad, crees que lo que sucede es real, porque te parece que lo vives, porque la televisión dice que es la realidad, porque la radio, los periódicos, ese youtuber con tantos seguidores, el vecino, tu madre, todos dicen que esa es la realidad.
Si todo a tu alrededor dice que es real, será que sí lo es. No te planteas que puede haber otros caminos, diferentes, no recuerdas ya la grandeza que habita en tu interior.
Si las noticias dicen que has de tener miedo a un virus, a una guerra, a la falta de víveres, a la enfermedad, tú lo crees. Así lo has aprendido, has de creer lo que tus figuras de autoridad cuentan.
Pero, ¿a quién le estás concediendo el poder?, ¿a qué personas, instituciones o medios de comunicación le entregas la energía? Solo tú decides qué es lo que vas a querer que sea verdad en tu vida, lo que anhelas que se cuele en tu corazón.
Es importante que abras las alas y te conviertas en tu propio guía. Acoge las ideas que otros compartan, pasándolas por el filtro de “tu verdad”, de lo que más resuena en tu alma y es bueno para ti y lo que te rodea. Si aquello que dice el otro te daña o daña al prójimo, plantéate si creerlo.
En pocos lugares se nos enseña que somos luz, que somos prosperidad y abundancia ilimitada, que somos manifestadores de nuestra vida, creadores de todo lo bueno que podamos imaginar.
Casi nadie comenta que puedes transitar el camino con amor, alegría y paz interior. Que podemos ser personas de éxito y llevar una vida espectacular.
Es nuestra responsabilidad, como adultos, darnos cuenta de que podemos ser felices si cada día crecemos como personas, si ponemos fe en cada acto, si confiamos en que hay algo infinito, más allá de nosotros, que nos sostiene, que nos acoge. Algunos lo llaman Energía, otros Dios, otros Universo, otros Esencia, otros VIDA. Cada cual lo nombra a su modo y manera.
Es tarea nuestra mirarnos al espejo al levantarnos y decirnos: “¡te quiero!”; “¡te perdono!”; “prometo cuidarte bien, pues eres lo más hermoso que me acompaña desde que he nacido y sé, que conmigo estarás hasta que acuda a mi encuentro la muerte”.
Se lo dices a esa imagen que te devuelve el espejo, te lo dices a ti, pues ante tus ojos, se muestra con vulnerabilidad, toda tu belleza, toda la grandeza. Abre bien los ojos, mírate. Eres Amor.
Qué menos que convertirnos en nuestros mejores amigos, si vamos a ser compañeros para siempre.
Vale, lo comprendo, son momentos extraños los que ahora nos rodean, un revoltijo de emociones anidan en tu mente, en tu corazón, en tu familia, en el trabajo, en casa, en la calle,… No esperes a que pase la tormenta, no esperes a que se solucionen cada una de las brechas que duelen y sé feliz.
Sé feliz hoy, aquí, ahora. Sé feliz con lo que ya tienes, no con lo que anhelas poseer, conseguir, disfrutar en un futuro. Sé feliz con lo que ya eres.
Haz cosas que te gusten que sí están a tu alcance ahora. Ponte una música bonita, encuentra un monólogo de risa, escucha una conferencia enriquecedora de esa persona que te nutre con sus palabras, queda con un amigo para dar un paseo, prepara una comida rica e invita a tu familia, ve a un lugar de naturaleza a respirar aire limpio, sal a la ventana y deja que inunde tu rostro un rayo de sol,… Encuentra algo sencillo, que te haga feliz, hazlo ahora.
Date cuenta de lo bueno que ya hay a tu disposición y sé feliz con ello.
Es importante escuchar al miedo, si viene, crea un espacio para él, no huyas, acoge el mensaje que trae. Grandes miedos han desaparecido con el simple hecho de observarlos, de comprender que ellos se acercan con la intención de protegernos.
Cuando aparezca, observa desde dónde nace ese temor, escucha qué palabras rondan en tu mente al sentirlo, agradece que haya venido a mostrarte que ahí hay algo que sanar y deja ir, reconociendo que ya no lo necesitas. Practica, a medida que le dediques un poco de tiempo, lograrás resultados asombrosos.
Hay cosas que no se pueden aprender sin experimentarlas directamente, experimenta, hoy, aquí, ahora.
Ábrete a la vida. Nunca es demasiado tarde para crear algo especial. Ábrete a lo maravilloso que te rodea. Haz las paces con el pasado y goza del presente bendito que se muestra a cada instante, para no volver. Confía.
Aprovecha lo que sucede, recuerda, cada día es el comienzo del resto de la historia de tu vida.
Aquí te dejo unas canciones inspiradoras:
Abrazos de corazón.
Mirena