La transformación

Mariposas volando
Somos como las mariposas. Portamos dentro el saber del Universo entero. Lo hemos olvidado. Hay demasiados ruidos y distracciones, que nos cambian el rumbo.

La vida es una constante transformación, similar a la que sucede en el mundo de las mariposas.

La mariposa recorre su camino, sabe que es ése, no hay otro posible. Lo que desconoce por completo es por qué lo hace, no lleva mapas, ni ruta que marque un GPS. Camina, sin pausa, sin detenimiento.

¿Se sabe preciosa?, ¿sospecha que es maravilla pura, polinizadora, colorida, libre, alada o hermosa?

Lo desconoce por completo. Camina, en su transformación heroica, de huevo a oruga, de oruga a pupa, de pupa a mariposa.

Abre las alas y vuela, nadie vino a enseñarle nociones de vuelo. Lo hace porque lo lleva dentro. Sin instrucciones predeterminadas, lo trae de serie, en su alma, en su cuerpo.

Ilustración Mariposa

¿Tienen alma las mariposas?

Sus pasos son solitarios, sin referencias paternas, nada externo que le indique qué tecla hay que pulsar, para alcanzar el siguiente peldaño. Una inteligencia interna la guía. Camina, solo camina.

Despeja lo viejo, así podrá llegar lo nuevo. Confía, no hay otro modo, no hay otra manera. Tiene fe, en la vida, en la naturaleza, en el Universo que todo lo abarca. Sabe que hay algo “mayor” que ella, que lo impregna todo, que se respira, que se siente, que nos alberga. Se sabe TODO con ese “algo”, que es ella misma, en todas sus versiones, de esta transformación y en todas aquellas que vivió.

Perdona los fallos que puedan acaecer a su paso, nada es erróneo, todo le enseña, son lecciones que la harán más fuerte.

Se transformará en mil mariposas, en esencia iguales, de apariencia distinta. Sabrá qué hacer en cada momento, para pasar de redondo huevo a oruga reptante, de oruga a pupa, en su duro proceso , y de pupa, al fin, a mariposa.

Recorrerá libre las flores, cargadas de mágico y fructífero polen, que puebla campos y bosques.

Depositará con cuidado y esmero sus valiosísimos huevos, a buen recaudo, para que así el proceso comience de nuevo.

Somos como las mariposas. Portamos dentro el saber del Universo entero. Lo hemos olvidado. Hay demasiados ruidos y distracciones, que nos cambian el rumbo. Pocos recuerdan que tenemos “alas”, que somos libres. Estamos atados a nuestros miedos,  a una endeble estaca, que con un simple soplido se arrancaría, de ese suelo estéril al que se ancla. Confiamos que debe de haber algo, más allá de todos los miedos.

Tanto por soltar, tanto por recordar, tanto por ser.

Abre tus alas de mariposa.

 

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