La energía

La energía es la capacidad de los cuerpos para realizar un trabajo, producir cambios en ellos mismos o en otros cuerpos y, así, hacer funcionar las cosas, surgir, transformar o poner en movimiento.

«La energía no se crea ni se destruye,
solo se transforma».

Lavoisier.

La «Ley de Lavoisier» o «Ley de la Conservación de la Masa» dice que “la masa no se crea ni se destruye, solo se transforma”, es decir, cambia de una forma a otra.


Al efectuarse una reacción química de sustancias que interactúan entre sí, crean nuevos elementos con propiedades físicas y químicas distintas a las iniciales, ya que los átomos de las sustancias se ordenan de manera diferente.


Por ejemplo, si quemas un papel, ese acto generará nuevas formas: los gases que lleva el humo y las cenizas. Aunque la materia sigue siendo la misma. Es el mismo papel inicial, transformado en otros elementos.

La energía es la capacidad de los cuerpos para realizar un trabajo y producir cambios en ellos mismos o en otros cuerpos y, así, hacer funcionar las cosas, surgir, transformar o poner en movimiento.

El término proviene del vocablo griego «enérgeia«, que significa actividad.

Eres energía.
Soy energía.
Somos energía.

Todo lo que tocas y ves está impregnado de energía:

La risa, proporciona grandes dosis de energía, gratuita, fortificante y llega a los lugares más recónditos de tu cuerpo y de tu alma.


El fuego, alumbra, calienta, cocina, quema, elimina residuos. Uno de los más grandes aliados del hombre en la antigüedad y en el día de hoy.


El agua, orada las piedras generando las más increíbles formas, riega y nutre plantas, animales, humanos y cosas. Transforma su potencia en energía eléctrica, proporcionando luz. Nos refresca en días calurosos. Es usada en múltiples terapias.


El Sol, que nos nutre y reconforta con su calor, aporta energía a la plantas, para que crezcan hacia arriba, trepando al cielo, llenándose de luz y hacia abajo, removiendo la tierra, anclando y asentando sus raíces. Transforma la tierra, dando fuerza a los bosques, que proporcionan oxígeno y son hogar de múltiples animales, plantas e insectos. Los paneles solares aprovechan su energía, facilitando nuestra vida.

La Luna, con su energía, mueve el mar, generando zigzagueantes olas, activando las aguas, nutriendo plantas y animales que lo pueblan, favoreciendo a pescadores y mariscadores su tarea. Es usada por los agriultores para plantar sus cultivos y recoger sus cosechas. La toman como medida para contabilizar ciclos y embarazos. Hasta mi peluquera me avisa, «córtate el pelo en tal luna para que te crezca, o en tal otra si quieres que dure corta la melena».

El Cuerpo, se alimenta del aire que respira, del sol que irradia bien alto, de los alimentos que crecen en la tierra, del amor (otra energía) que damos a los otros y nos profesamos a nosotros mismos. El corazón reparte la sangre a todo el cuerpo, en un movimiento continuo y permanente. Los pulmones procesan el aire que respiramos, limpiando y ventilando. Los riñones filtran. Los intestinos aprovechan lo útil y desechan lo inservible. Y así hasta completar cada parte de nuestro cuerpo, inteligencia ilimitada. Es energía pura, si no que se lo pregunten a mi hijo, que a veces tiene energía para alimentar a un camión.

El Aire, hace girar las aspas de los molinos eléctricos, que reparten a muchos kilómetros de distancia toda esa energía. Refresca. Limpia. Alivia el calor. Hace volar las cometas. Lleva los secretos que se cuentan al oído los enamorados, escondidos del mundanal ruido, para besarse (otra hermosa energía, el beso).

La palabra, acaricia con sus letras al que la escucha. Si son de amor alienta y alimenta, si son de odio daña y hace herida. La palabra escrita o hablada, llega a todas partes, impregna todos los rincones, genera muchas conversaciones, calma la soledad y bendice las reuniones de familiares y amigos.

A través de las manos podemos canalizar la energía sanadora (prana, ki o chi). Las investigaciones científicas actuales indican que la imposición de manos crea una energía capaz de mitigar el dolor, reducir la ansiedad, generar ondas cerebrales capaces de llevar al ser sanado a una relajación suprema, así mismo, aumentar la cantidad de hemoglobina que porta el oxígeno en la sangre. Eleva nuestros índices de dopamina y serotonina, neurotransmisores, que regulan funciones corporales como el estado de ánimo, el sueño y la digestión.

La sanación por Imposición de manos puede utilizar la energía corporal del paciente, la del terapeuta, o la de una fuente externa de energía, como por ejemplo la de la «Fuente de energía de vida», algunos la llaman «Fuente» o «Vida» o «Prana», o «Chi» o «Qi», es la energía que hace que todo viva, es la vida misma, la energía que nos rodea y envuelve, el nombre que se le atribuya es indiferente. Dependerá de cada sanador la manera de usar la energía.

Puedes colocar las manos a unos centímetros del cuerpo, para que la energía se proyecte a la zona que deseas aplicarla; otra manera es colocar las manos directamente en la zona, cuando quieres que esa energía actúe y la persona sienta más la fluidez del efecto eléctrico; una tercera forma sería la visualización de la persona a la que se acompañas en el proceso, que no tiene que estar físicamente al lado del sanador, se le enviaría la energía a distancia.

Hay técnicas diversas, como por ejemplo «El Reiki», donde se gestiona la energía a través del sanador, y se pasa esta energía a través de él al paciente. Se puede dirigir la energía a un órgano concreto, a todo el cuerpo, a una emoción o hecho concreto.

Es el paciente el que, con la energía que le traspasa el sanador, se relaja o se cura. A mi entender, el terapeuta solo acompaña y es el canal de la energía, no es el que cura. El cuerpo sabe, el cuerpo encuentra la manera de usar esa energía para su beneficio mayor, con esa inteligencia infinita que posee cada cuerpo, que lo hace respirar y realizar las funciones vitales, sin que tengamos que decir o hacer nada para ello.

Se puede transmitir energía a través de la música (cuencos tibetanos), de los cristales (cuarzos), de metales (oro, plata), de las plantas (ruda, salvia, mirra, orégano), a través del olor (inciensos, esencias florales), a través de mantras («om mani padme hum»), a través de dibujos o formas (geometría sagrada), con posiciones del cuerpo (yoga, chikung, mudras),…

¿Conoces técnicas de sanación holística?

¿Qué te llena de energía?

¿Qué te quita energía?

¿Dónde hay más energía en tu vida?

Nota: Parte del texto lo he extraído de mi libro: «De regreso a casa».

Recuerda, eres energía, somos energía.

Aquí te dejo una charla que mantuve con Isabel Cristina del Carmen, donde hablamos de la importancia de mantener limpia y equilibrada nuestra energía, lo necesario de conocer nuestros 7 chacras principales.

Si quieres entrar en mi canal puedes pinchar aquí:  Con las Manos de Mirena, ahí puedes ver las más de 70 charlas que he mantenido con personas que comparten su saber, para el bienestar de los demás. Me haría mucha ilusión si dejas comentarios positivos en los vídeos o te suscribes.

Abrazos de corazón.

Mirena

Compartir en tus redes:

Artículos relacionados

Mírame

«Ejercita cada día tus ojos poniéndote frente al espejo. Tu mirada debe aprender a posarse silenciosa y pesadamente sobre el otro, a disimular con velocidad, a aguijonear, a protestar o a irradiar tanta experiencia y sabiduría que tu prójimo te de la mano temblando». Walter Serner

leer más ›

Dar vida

No rompas el silencio perpetuo, permanece callado, envuélvete en la calma, observa los acontecimientos en la escucha sagrada. Descubre el ahora, el momento bendito que acaricia tu latido y da vida a cada instante imaginado. Vive este segundo como si fuera el único.

leer más ›