Amor de pareja

El amor no entiende de barreras, es el alma la que se enamora, no el cuerpo que la hospeda. Es la fragancia de la rosa la que recorre la estancia, cuando el sujeto amado aparece tras la puerta. Son las mil mariposas revoloteando en el estómago las que sobrevuelan el mundo entero, cada vez que te mira, cada vez que se acerca, cada vez que su boca se enreda en la tuya e intercambiáis un beso.

Hay muchas clases de amor.

Hay muchas clases de amor, tantas como seres humanos pueblan este bonito planeta que llamamos Tierra.

Puedes abrir el abanico de manera muy amplia e incluir dentro del «saco del amor» a seres humanos, animales, cosas, lugares, emociones o experiencias.

Por ejemplo:

Amar a una persona, a una mascota, a una profesión u ocupación, a una manera de vivir, a un lugar, a un hogar, a un grupo musical, a tus amistades, a una estación del año, a un color, a una ideología, a un recuerdo que va y viene y se entreteje entre tus pensamientos.

A mi entender, hay grados en esto del amor. No es lo mismo amar a un familiar o a una pareja, con los que te implicas más emocionalmente, que el amor que puedas sentir hacia un grupo musical, que será quizá más efímero o pasajero, acotado en el tiempo que duren las canciones que estén de moda en ese momento.

Me reconozco romántica empedernida. Escribo poemas desde que recuerde y muchos, muchísimos fueron de amor.

A través de la escritura se pueden expresar un nutrido abanico de emociones y sentires, que se agolpan en el corazón cuando te enamoras.

¿A ti no te pasa?

¿Qué es lo que sientes tú cuando te enamoras?

¿Qué parte de tu cuerpo se impregnó con el aroma de las caricias de un amor de verano?

¿Cuántas han sido las veces que sonaron campanas en tu estómago o se enmudeció tu boca de asombro, por un amor?

¿En cuántos latidos llevas impreso el nombre de un beso, una mirada o un abrazo?

¿Cuántas veces has mirado a la luna pidiendo que llegara pronto el amor añorado?

¿A qué velocidad ha latido tu corazón por la emoción de verle por fin, tras largo tiempo separados?

¿Cuántas veces has esperado una respuesta que confirmara que la otra parte también estaba enamorada?

¿Cuántas cartas, notas, correos electrónicos o mensajes románticos has intercambiado?

¿En qué variedad de transportes, para acudir a su encuentro, has montado?

¿En cuántos espejos, para comprobar que tu aspecto era el correcto, has mirado?

¿Cuántos suspiros al aire, perdidos en el tiempo de los sueños, por aquel amor prohibido o no correspondido, has lanzado?

¿Cuántas veces has recorrido su mano, descubriendo cada poro de la piel, cada vena, cada pequeño hueso,…?

Si te fijas, en numerosas canciones, películas y series, el trasfondo es el amor (o el desamor).

Creo que no podemos vivir sin amor, es una de las necesidades del humano, después de estar alimentado y protegido, precisamos sentirnos valorados y queridos, algo muy básico. Un bebé no sobrevive (si lo hace es en un estado lamentable) si no ha recibido amor y cuidados.

Amar a una pareja de veras, de manera incondicional, es enternecedor y misterioso.

Es complejo saber de dónde vienen esas oleadas de bienestar y gozo que inundan cara poro de tu piel, al ver a la parte causante de ese sentimiento.

El amor no lo posees, lo eres, pues naciste para brillar y vibra dentro de ti.

Es infinito, eterno, dura más allá de un instante, no desaparece. Puede cambiar y transformarse, acomodarse en su forma, siendo más intenso, más calmado o tan transparente, que parece que se esfumó con el viento de la mañana de verano.

Aunque sigue ahí.

Si has amado a otro ser humano, quedará un poso, una huella en tu corazón para siempre, perenne, pase el tiempo que pase. Quizá seas consciente de esta marca que se alberga en tus entrañas o no imagines que está ahí. Es como cuando pones un clavo y luego lo quitas, el clavo ya no está, la marca sigue, por mucho que le pongas algún producto para disimularla, la madera recuerda la punzada del clavo. Igualmente recuerda tu corazón ese amor ya acabado.

El amor de una pareja que dura en el tiempo, es lo que sigue después del enamoramiento explosivo del principio:

-Es darte cuenta de que estabais pensando lo mismo sobre un tema.

-Es agradecer cada abrazo de bienvenida o despedida.

-Es fundirte en sus ojos y encontrar a tu pena respuesta.

-Es sonreír por las pequeñas tonterías.

-Es construir una vida.

-Es perdonar y que te perdone.

-Es sentir, que a pesar de los tiempos, cuando abre la puerta al regresar del trabajo, unas mariposas revolotean en tu barriga.

-Es mirarse cómplices mientras cambiáis los pañales de un bebé (si lo tenéis).

-Es cantar una canción mientras recogéis la cocina juntos, para que quede ordenada antes de iros a la cama por la noche.

-Es tender una mano a tu mano amada, para que sienta la protección y la seguridad en los momentos complicados.

-Es crear momentos inolvidables juntos.

-Es como una enredadera, va surcando los días, va creciendo en potencia, entremezclando raíces, hojas y flores frescas, y se abre espacio hacia el cielo, agarrándose a las paredes, quedando bien sujeta, nutriéndose de caricias, besos y palabras bellas.

El amor de pareja, cuando es correspondido, llena la copa del bienestar y permite que tus sentires hallen respuesta, que tus pasos lleven compañía, que tus días se llenen de alegría.

Al amor verdadero no le importa si estás despeinada o tu ropa no combina, nace desde un lugar tan profundo, que no se mira con los ojos de la cara, sino con los del alma.

En una relación no siempre se está de buenas.

El príncipe azul y la princesa perfecta, felices para siempre, son personajes de un cuento.

La vida no son todo alegrías. Las rosas traen espinas, que al pincharte rasgan tu piel y sangras. Hay días en los que los vientos no son propicios y el amor se tambalea con un traqueteo torpe y molesto, aunque, si hay respeto y cariño, cuando llega la calma, ahí sigue ese amor duradero en el tiempo.

Es importante dar espacio a la otra parte, al igual que te das espacio a ti, para escucharte y atenderte, para hacer lo que te de la gana en la libertad de tus pensamientos, siempre sin hacerte daño a ti ni a nadie.

Igualmente, al otro ser humano no hay que pedirle que colme lo que tú no practicas contigo. Nadie puede darte lo que tú no tienes. Por ello es tan importante que cada cual se responsabilice de quererse.

Quererse es el mayor acto de fe que puede realizar una persona.

No somos «medias naranjas», somos «naranjas enteras». Pongo el ejemplo de lo de las naranjas, porque es el típico que se usa. Pues eso, no somos una mitad que se encuentra con otra mitad. Somos seres completos, perfectos, que se unen a otro ser completo, para formar una pareja.

El amor no entiende de barreras, hay multitud de parejas, multitud de ideologías. Cada cual que sea libre de creer en el formato que mejor le convenga.

Comparto aquí un poema (dedicado a Gabriel) que publiqué sobre este tema en mi primer libro, «De regreso a casa»:

El amor no entiende de barreras,
es el alma la que se enamora,
no el cuerpo que la hospeda.

Es la fragancia de la rosa
la que recorre la estancia,
cuando el sujeto amado aparece tras la puerta.

Son las mil mariposas revoloteando en el estómago
las que sobrevuelan el mundo entero,
cada vez que te mira, cada vez que se acerca,
cada vez que su boca se enreda,
en la tuya e intercambiáis un beso.

Es la luna y son las estrellas y el Universo entero,
con galaxias, cometas, planetas y agujeros negros,
el que se enamora,
cada vez que os fundís en un abrazo certero.

El amor no entiende de barreras,
no entiende de géneros,
de hombre o mujer, de azul o de rosa,
de idiomas, de kilómetros,
de razas, o dinero.

No entiende de si sois ella y ella,
él y él o ella y él.

Al amor no le importa nada de eso.

El amor solo sabe
de lo mucho que te quiero.

Aquí comparto una meditación para una relación de pareja saludable:

Aquí dejo una meditación para que te quieras a ti mucho. Desde ese quererte bien, puedes compartirte con el resto de seres de manera más amorosa y equilibrada:

Si quieres puedes dejar algún comentario en los vídeos, compartirlos con personas a las que creas que le puede ser útil o suscribirte al canal.

Para entrar en mi canal puedes pinchar aquí: https://www.youtube.com/@conlasmanosdemirena/featured

Quiérete mucho y deja que el amor sea una parte importante de ti.

Permite que los demás seres también te quieran.

Yo estoy en mi proceso de aprender a quererme más, y tú ¿cuánto te quieres?

Abrazos de corazón.

María José Malleiro Zorzano (Mirena)

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