Las manos son unas de las mejores herramientas que lleva de serie nuestro cuerpo, formadas por 27 huesos y colocadas hábilmente en nuestras extremidades.
Con ellas podemos realizar infinitas tareas y actos que facilitan nuestra vida: agarrar, acariciar, tocar, amasar, escribir, frotar, limpiar, cocinar, coser, cortar, conducir, …
Algunas acciones serán delicadas, como acariciar la suave piel de un bebé mientras lo amamantas. Otras pueden ser agresivas o peligrosas, como pegar un golpe a una puerta o azotar a una persona.
Las personas “sordomudas” las usan de voz, para transmitir en su lengua de signos. Hablan mediante cambios de posición de los dedos que se acompañan de ligeros movimientos de la mano. Cada letra tiene una forma. No hay unificada una lengua de signos en todo el mundo, cada país tiene una o varias lenguas de signos.
Los bailarines usan todo el cuerpo, incluso las manos, y los espectadores de ese baile, agradecemos su entrega, aplaudiendo con nuestras manos.
Nos estrechamos las manos, con un buen apretón, al saludar a otra persona, o cuando quieres demostrar afecto. Al menos eso hacíamos antes del Coronavirus.
Son como una carta de presentación. Siempre les decimos a los niños que hay que lavárselas antes de ir a comer y, en estos tiempos extraños que corren, nos las limpiamos con gel desinfectante constantemente.
Nos sirven de remos al nadar en el mar, apartando el agua hacia un lado, para que sea nuestro cuerpo entero el que avance hacia la orilla a descansar.
Con las manos sentimos, el cariño de una pareja o de un hijo, la amistad del abrazo de un amigo, la lluvia fresca que nos las empapa, o el agradable calorcito de la arena de la playa. Cuida tus manos. Son un regalo.

Conozco infinidad de personas creativas. He aprendido mucho a la hora de crear de mis padres: Carlos y Josefa, creadores natos. Mi padre recopiló durante años información de sus apellidos y los de mi madre, escribió varios libros con esos datos, confío en que se anime a publicarlos. Mi madre sabe coser y bordar como los ángeles, me hacía ropa preciosa de pequeña. Los dos tienen una imaginación desbordante, que nos han transmitido a mi hermano Carlos y a mí desde pequeños.
En mi familia y en la de Gabriel (mi marido) hay varios casos que podría destacar de creativos, no me voy a poner a decir cualidades de cada cual. Símplemente voy a mencionar a Marinita, tía de Gabriel. Era la definición de la creatividad. Pintaba, cosía, bordaba, hacía punto, modelaba, hacía talleres de manualidades con pequeños y mayores. Fue una mujer muy inteligente, capaz de hacer un cuadro abstracto, un paisaje realista o un bodegón, poniendo la misma pasión. Se fue muy joven, se la llevó una enfermedad un 23 de enero a los 52 años, sin haber llegado a brillar lo que debería. Ahora te pongo un poco de voz aquí, gracias por tus cuadros, tus consejos y por tantos pinceles y pinturas que compartiste conmigo, para que pintase mis cuadros.
Con mis manos he escrito las palabras que has leído y he dibujado las imágenes que acompañan al texto.
Y tú, ¿conoces personas que crearon maravillas con sus manos y se fueron sin que nadie reconociera su brillo?
Puedes escribirme contándome sus historias al correo conlasmanosdemirena@gmail.com
Un abrazo muy grande desde mi corazón
Mirena