La felicidad de lo sencillo

Sigues tu camino. Aún quedan miles de pasos para dar; infinitos pensamientos que trajinar por tu mente, solucionando el mundo; muchos otros perros y dueños con los que cruzarte; extensos terrenos de bosque y árboles que disfrutar; cantidad de vida que gozar y llenar de momentos de sencilla felicidad.

Caminas por la calle en una tarde tranquila, tu perro, que va contigo, ha descubierto, a lo lejos, a otro perro conocido. Comienza a tirar de la correa, insiste, a su manera, te avisa que quiere ir en aquella dirección. A ti te da igual, así que te dejas llevar, por esa marea de energía que emana, fresca y activa.

El encuentro de los dos es una amalgama de emociones. Saltan, se olisquean, hacen amagos de gruñidos de bienestar, se revuelven sobre sí mismos. El tuyo se agacha, da un salto y levanta las dos patas delanteras, para tocarle la cara al otro, que es el triple de grande. Giran uno alrededor del otro, dejan alguna marca de pis, levantando la pata, para enseguida, volver a las andadas del olisqueo y los saltos, en una especie de baile, de danza infinita de felicidad.

Para ellos el tamaño no importa, les da absolutamente igual la raza que cada uno acredite en el pasaporte. No entienden de si son mastines, perros lobo, si son un bóxer o un pastor alemán. NO saben su nombre, si se llaman “Boby”, “Chispa”, “Pipo” o “Fénix”. Ese dato no es importante, les da igual.

A ellos, lo que de veras les interesa es el momento presente. No entienden del pasado lejano o del futuro venidero, por eso ahora se sienten tan bien. Saben lo que es bueno, saben lo que les apetece e interesa, e insisten en vivirlo de manera exagerada.

Si lo dejaras, tu perro, se quedaría ahí una hora seguida saludando a su amigo. Ese compañero que se encuentra casi cada día, pues su dueña y tú, coincidís en la ruta del paseo matutino.

Te quedas pensado, desde que llegó a tu vida, has conocido a muchísima gente. Gente que va y viene, correa en mano. Algunas personas van con unos cascos, escuchando sus historias; otras van con la bolsa de las cacas, para depositarla en la basura; las hay que se encuentran contigo y te cuentan cómo se llama su perro, lo que hacen en casa, si son tranquilos o más movidos; están también las que te cuentan que hoy van tarde y el paseo ha de ser más corto, pues llegan con retraso al trabajo si se demoran más.

Sigues caminando, has decidido variar hoy un poco la ruta, vas a meterte por un camino entre el bosque, por que el hace tiempo que no transitas. Observas el olor a naturaleza que te envuelve, rodeada de árboles preñados de vida. Escuchas el piar de los pájaros y los movimientos de las hojas mecidas por el viento. El sol, juega a colarse entre las copas más altas y acaricia tu cara, que brilla, anaranjada, como el astro que te ilumina. Cierras los ojos, inspiras profundo, agradeces. Te sientes feliz.

Es una felicidad sencilla, sin artificios de ninguna clase. La felicidad de saberte en bienestar, sin precisar nada más que aquello que ahora sucede.

Sientes mayor consciencia corporal, pisas sobre las hojas de los robles, entremezcladas con las de los pinos. Es una capa que protege a esos otros habitantes de La Tierra, los insectos, los invertebrados y los pequeños roedores que se esconden debajo de las hojas, los trozos de raíces, las ramas que se han caído y las cortezas desprendidas.

Te agachas, agarras entre tus manos un pequeño puñado de tierra fresca, la hueles. Te gusta, huele a vida, a múltiples posibilidades, a semillas. Es otro mundo, un mundo enorme, aún por descubrir en muchas de sus facetas, pues no se sabe a ciencia cierta la totalidad de pequeños seres que habitan bajo los pies que pisan la fértil tierra.

Sigues tu camino. Aún quedan miles de pasos para dar; infinitos pensamientos que trajinar por tu mente, solucionando el mundo; muchos otros perros y dueños con los que cruzarte; extensos terrenos de bosque y árboles que disfrutar; cantidad de vida que gozar y llenar de momentos de sencilla felicidad.

Te dejo una canción que me pone feliz.

A ti ¿qué te hace sentir felicidad?

Abrazos de corazón

Mirena

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