Despierta, ha llegado la hora

“En ocasiones el proceso de despertar espiritual es tan sutil y gradual que prácticamente es imperceptible. Tras meses o años, una persona mira hacia atrás y se da cuenta de que se ha producido un cambio profundo en su compresión del mundo". Stanislav Grof

Despierta, ha llegado la hora, ha llegado tu hora.

Abre los ojos, no sigas con ellos cerrados.

La vida ya no es la misma que ayer, ni siquiera se parece a la que existía hace un segundo.

Despierta, ha llegado la hora, ha llegado tu hora.

No eres el mismo ser que ayer, ni que el año pasado. Ni tan siquiera que el año que viene.

Todo cambia, nada permanece, somos impermanencia presente y continua.

Las normas han cambiado, llevan cambiando tanto tiempo…

Seguro que algo has notado, ¿no?

Seguro que ya no te crees todo lo que dicen las noticias, ni los periódicos, ni la vecina de enfrente.

A lo mejor hasta has dejado de ver ya las noticias, has dejado de leer los periódicos y no haces demasiado caso a los cotilleos banales que prodiga la gente.

Notas que algo se ha movido en la esfera de tu conciencia.

Te has vuelto de pronto menos transigente con las mentiras, con los engaños, con los que quieren venderte humo u obligarte a ponerte esta medicina o el otro tratamiento.

Percibes un algo en el ambiente, las personas ya no son las mismas, las nubes no son tan nubes, ni el sol es aquel sol que mirabas, ya ni hablemos de la luna,…

A veces descubres que llevas mirando a la nada durante un rato, en plan despiste, en tu ensimismamiento, en un pensar en nada, en un dejarte llevar por algo que lo abarca todo y te sostiene.

Un día, de pronto, en el mismo centro de tu pecho, comenzó a brotar un sentir, que no comprendías, una felicidad inaudita e inexplicable, que hizo que lloraras de gozo, de plenitud, de felicidad. Al recordarlo ahora brotan en ti de nuevo esos sentimientos tan bonitos.

Tú, esto, no se lo has contado a nadie, vaya a ser que la gente se piense que has enloquecido, que se te ha ido la cabeza o que no rigen bien tus neuronas.

Incluso, incluso te pareció que un día, en tu cabeza había una voz que te hablaba, despacio, alegre, contundente, amorosa,…

No, no pudo ser, eso seguro que lo soñaste, así que mejor lo borramos del artículo, lo de la voz fijo que es invento tuyo.

Despierta, ha llegado la hora, ha llegado tu hora.

Abre los ojos, no sigas con ellos cerrados.

Somos un milagro, polvo de estrellas.

Eres un milagro, polvo de estrellas.

Eres parte de la creación divina y un ser capaz de crear de manera divina.

Recuerda, recuerda quién eres, recuerda qué eres.

Lo eres todo, parte del TODO y el TODO a un tiempo.

Eres la chispa primigenia que prendió el fuego de la VIDA, eres el fuego mismo y la luz que habita en el fuego que arde en la hoguera.

Sé que te has sentido diferente, que la confusión ha llamado a tu puerta.

Lo sé, yo también lo he vivido.

Hace muchos años que llamó esto mismo a mi puerta y me creí loca, me creí rara, me creí distinta, diferente, de todo menos cuerda.

Y mi cabeza no paraba de hablar, en ella se escuchaba constantemente:

¡Despierta! ¡Ha llegado la hora! ¡Ha llegado tu hora!

Y le daba vueltas y más vueltas y pensaba que por qué me pasaba esto tan extraño a mí.

Pensaba que esto no era bueno, luego que sí que era bueno, luego que no, que sí, que no, “que caiga un chaparrón y moje los cristales de Purificación”, como dice la canción infantil.

Es ahora, once años después después de aquel primer ¡despierta!, que comienzo a comprender de qué va la historia, que comienzo a integrar mejor.

Han tenido que sucederse en mi caminar decenas de cursos y formaciones, relacionadas con el desarrollo personal, decenas de profesores, gurús, maestros, psicólogos y terapeutas, a los que acudí con ansias de saber, de conocer, de desgranar, encontrar y hallar la respuesta a tanto que me sucedía.

He tenido que reconocer que mucho de lo aprendido era pura mentira y engañifa, que “cuarto y mitad” de los que venían a mi encuentro, lo único que querían era venderme “humo”, para sacarme el dinerito y no me sirvió de nada. Sobre todo cuando venían a decirme que ellos eran los únicos que sabían, que ellos eran los que únicos que tenían la verdad verdadera, que solo sus técnicas me iban a curar, me iban a hacer mejor persona, me iban a generar más clientes o más beneficios personales, emocionales, corporales o espirituales.

No te dejes engañar por los fuegos fatuos ni por las luces, a veces son solo una linterna que tiene una pila muy pequeña.

Despierta, porque aunque quieras, ya no puedes permanecer con los ojos cerrados a la verdad.

La verdad ha llegado y es para quedarse.

La verdad es que tú quieres ser una mejor versión de ti, que has comenzado a buscar las respuestas, puede que en el yoga, en la meditación, en las terapias,…

Y, ¿sabes una cosa?, la respuesta no te la va a dar nadie ni nada, la respuesta eres tú.

La respuesta, esa llave que buscaste con ansia y desesperación a veces, eres tú, está en ti.

Tú eres la llave que abre todas las puertas.

Cierra los ojos, bueno vale, primero lee lo que te voy a proponer y luego los cierras.

Cierra los ojos y realiza tres inspiraciones a tu ritmo, como más cómodas te resulten.

Observa tu luz.

¿Qué luz?, me puedes preguntar.

Esa luz que emerge con una energía inmensa y mágica desde el fondo de tu corazón.

Esa luz que inunda todo tu pecho solo con fijarte en ella.

Bien, sigamos, a lo que iba.

Observa tu luz interior.

Siéntela, no es solo luz, viene impregnada de amor, no de un amor simple, de amor del bueno, del que lo abarca todo, del amor incondicional.

Inspira de nuevo y visualiza como esa luz inunda, poco a poco, completamente tu cuerpo.

Quédate un rato aquí, en silencio, con tu amor, con tu luz, en silencio.

Espera, no tengas prisa, no abras aún los ojos, sigue, otro poquito más.

Ahora, sintiendo este amor tan grande, agradece por todo lo bueno que ya hay en tu vida. Agradece por cada ser humano que se acercó a tu camino, por cada cosa, sentimiento y acción que se sucedieron para hacerte tal cual eres.

Despierta.

Despierta.

Ha llegado la hora.

Ha llegado tu hora.

Ayuda a los que precisen una mano donde apoyarse y pidan tu rescate.

Acompaña a los que despiertan ahora del sueño profundo, para que no tengan miedo, para que no piensen que están mal de la cabeza.

Despierta, ha llegado tu hora.

Encuentra en tu interior, dentro dentro, las respuestas. Desde ahí se irá abriendo paso la vida para acercarte lo más bueno para ti.

Plantéate si esas respuestas que tú buscabas, no estarán ya contestadas todas en ti, y lo que has de hacer es escuchar la pregunta en tu corazón, para luego ir dentro a por la respuesta.

Despierta.

Ha llegado la hora.

Ha llegado tu hora.

Aquí te dejo una charla que grabé con Isabel Cristina del Carmen, sobre el despertar de la conciencia. Si te apetece puedes dejar algún comentario en el vídeo o suscribirte al canal. Si quieres entrar en mi canal puedes pinchar aquí:  Con las Manos de Mirena

Abrazos de corazón.

MIA

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