A veces me he preguntado qué es lo que he venido a hacer aquí, a la vida, a La Tierra, al mundo. No sé si a ti te ha llegado a suceder en alguna ocasión, el plantearte este tipo de cuestiones.
Me reconozco muy preguntona. Desde pequeña quería saber.
Quería descubrir qué había más allá de las estrellas que cubrían el cielo nocturno del pueblo donde vivía. Quería averiguar qué sucedía después de que los latidos de un corazón dejaran de sonar. Quería saber qué había en las profundidades del océano donde nadie había llegado. Quería saber si había en la Luna selenitas y si en Marte marcianos, como nos mostraban en las películas de ciencia ficción.
Siempre andaba con una pregunta en la boca o en la mente. Rumiando mis inquietudes y mis dilemas.
Aunque a veces me quedaba callada, con la pregunta sin formular. Fueron muchas las ocasiones en las que me pusieron copias por hablar. Una niña preguntona y parlanchina puede llegar a ser un poco molesta para un profesor que intenta dar la explicación de turno. Así que aprendí a no decir siempre lo que pensaba, aprendí a guardar bajo llave las dudas existenciales que me plateaba.
Eran cuestiones un poco raras, y yo no quería ser más veces la rara. Quería ser igual que el resto. Bastante rara era ya por no ser gallega en Galicia, por no tener familia en un lugar donde casi todo el mundo tenía a sus abuelos, a sus padres, a sus tíos, por allí cerca, para celebrar las fiestas, cumpleaños, navidades.
A mi todo me quedaba lejos, la familia, la casa del pueblo, los amigos del pueblo,…
Yo quería ser normal. Me hubiera gustado llegar a casa y que mis primas vivieran allí cerca, para jugar con ellas, para contarle todas mis aventuras mentales, todos mis anhelos, mis ilusiones y compartir con ellas mis rarezas.
Todo eso lo hacía por carta, en aquellas épocas no había las facilidades de comunicación que hay hoy, aunque no sé si hay mucha más comunicación real, porque en los grupos de seres humanos que se ven por doquier, si miras con atención, el protagonista suele ser el móvil. Muchos juntos, separados por varias pantallas de móvil.
Son otros tiempos, desde luego. Otras maneras de comunicarse y relacionarse. Los que tenemos ya una edad, pensamos que cuando nosotros éramos pequeños sí que nos comunicábamos bien. Alguien del grupo decía: «a las cinco en el parque», y ese era el mensaje, el que no estuviera en el parque a esa hora, pues no se enteraba de lo que allí sucedía.
Como la vida misma. Simple. Sencillo. Sincero de actos.
Somos VIDA.
Llego hoy aquí, después de haber vaciado mi mente en las palabras anteriores, con la intención de despedir el año que se acaba.
A mí este año se me ha pasado volando. No es que no lo haya aprovechado o sentido lo que iba aconteciendo, es que aún me parece que fue ayer cuando estaba escribiendo las últimas palabras del año pasado, para crear el artículo final del año 2022.
Y aquí me tienes, tecleando una y otra letra en el ordenador, para despedir el año 2023.
Por no perder la costumbre mía de preguntarme de todo, me vienen a la cabeza un montón de preguntas:
¿Qué ha sucedido este año que haya sido interesante o importante para ti?
¿Hubo algo que te revolcara en las mareas emocionales?
¿Tuviste sorpresas?
¿Tuviste disgustos importantes?
¿Hiciste algún cambio que transformó tu vida?
¿Acudiste a bodas, bautizos, comuniones, celebraciones familiares destacadas?
¿Conociste algún lugar que antes no habías visitado?
¿Supiste gestionar tus emociones o caíste en las marismas de la locura emocional en más de una ocasión?
¿Tomaste alguna decisión drástica que transformara tu alrededor?
¿Hiciste algo bueno que le ayudara a otros?
¿Miraste tu rostro en el espejo con amor cada día?
¿Le dijiste «te quiero» las veces suficientes?
¿Viste con asombro las estrellas de la noche?
¿Te quedaste en el silencio de tu corazón, atendiendo tus sentires?
¿Hallaste respuesta a tus preguntas y preguntas a nuevas repuestas?
Se acaba el año.
Según el calendario gregoriano se acaba el año.
¿Sabías? No todo el mundo mide sus años de esta manera.
Los chinos tienen otra manera. La fecha del Año Nuevo Chino viene determinada por el calendario lunisolar utilizado tradicionalmente en China. El año nuevo chino cae en el día de la luna nueva más próximo al día equidistante entre el solsticio de invierno del hemisferio norte. En este año cayó en el 22 de enero y el año que viene cae en febrero, sobre el día 10. Estos datos los aporta la wikipedia.
Los mayas tienen otra manera de computar sus años. Los antiguos mayas creían que cada día tenía su propia energía cósmica.
Dentro del calendario maya existen diversos tipos de cuentas de tiempo, basadas en diversos factores, según cuentan los de muchahistoria.com:
- Tzolkin: calendario sagrado de 260 días.
- Haab: basado en el ciclo solar de 365 días
- Calendario de Cuenta Larga: abarca 5125.36 años.
- Rueda calendárica: 52 años.
- Cuenta lunar: 18 meses lunares.
- Cuenta venusiana: 584 días.
Hay muchas otras formas de computar los días de un año. No todo es como nosotros lo hacemos. Si en vez de calendario usas un sincronario, el 25 de julio será el día del «no tiempo», dando pie a un nuevo comienzo de año al día siguiente. Infórmate aquí: https://www.13lunas.net/
Se acaba el año y por estas fechas se suelen hacer variados rituales para dejar atrás ideas, cosas, ruidos mentales, historias, vida añeja,…
Aquí te pongo algunos de los que hago yo, por si te pudieran servir de inspiración a ti, en estos momentos:
Se acaba el año y quiero hacerte un regalo.
He creado un pequeño libro con algunos de los artículos que publico aquí, en este blog. Es un libro que lleva meditaciones, dibujos y artículos. Es una parte de mí, que quiero regalar al mundo, de manera gratuita y altruista.
Este libro lo puedes descargar, lo puedes imprimir para colorear sus dibujos, lo puedes compartir, es tuyo.
Aquí lo dejo:
A veces me he preguntado qué es lo que he venido a hacer aquí, a la vida, a La Tierra, al mundo…. y cada vez tengo más claro que he venido a VIVIR, a gozar y a experimentar. Hemos venido a ser cada uno nuestra mejor versión de seres humanos maravillosos.
Nada más y nada menos.
De corazón deseo que a partir de este bendito momento, que a partir de este presente constante y continuo, seas lo más feliz posible y recuerdes que eres VIDA.
Somos VIDA sagrada y bendita.
Feliz VIDA.
María José Malleiro Zorzano (MIA)